Uno de los problemas a los que se enfrentan las empresas a la hora de implantar sus acciones de Responsabilidad Social es no saber con exactitud qué pretenden conseguir con ellas. La metodología S.M.A.R.T. es una de las más utilizadas para establecer con concreción qué metas alcanzar. En este artículo desde el Club de Excelencia RSE vamos a descubrir en qué consiste exactamente esta metodología y cómo la pueden aplicar las compañías y sus empleados.
Es uno de los términos más utilizados especialmente en el mundo del marketing para mejorar las empresas. Su origen se remonta al año 1981 con la acepción establecida por George T. Doran en su artículo “There's a S.M.A.R.T. Way to Write Management's Goals and Objectives”. Básicamente lo que nos propone este sociólogo es la importancia de establecer nuestras metas, ya sea en nuestra vida profesional como en la personal. Y estas metas tienen que tener unas características muy concretas para ser lo más efectivas posibles, y ahí está todo el secreto.
S.M.A.R.T. no tiene un significado definitivo. De hecho, las palabras del acrónimo han ido cambiando con el tiempo y, con el ritmo al que evoluciona la sociedad, probablemente seguirán cambiando en los próximos años. Además, variando un poco dependiendo de la persona que utilice el término.
La definición original de Doran incluía cinco criterios que son los que dan nombre al concepto:
El autor vio que ayudando a las personas a centrar su atención en estas cinco áreas, mejorarían sus posibilidades de éxito. A lo largo de los años, la gente ha sustituido algunas de las palabras originales por otros términos que responden a sus necesidades específicas.
Una vez descubierto el método S.M.A.R.T. es importante saber cómo adaptarlo para que se ajuste lo mejor posible a lo que queremos conseguir (bien en el plano profesional bien en el personal) y a las características tanto de la empresa como de los trabajadores. Para ello lo mejor es hacer un análisis lo más completo posible de nuestra empresa o perfil del empleado, con ello lograremos conocer nuestras fortalezas y debilidades, así como el objetivo ideal a conseguir.
Cuando ya hayamos realizado ese análisis, entonces es tiempo de redactar los objetivos con la metodología SMART, para que queden lo más completo posibles. El procedimiento SMART puede servir para cualquier trabajo y perfil.
Ahora que ya conocer en qué consiste esta metodología cada vez más extendida en el mundo de los negocios es momento de ponerla en práctica y sacarle todo el partido. Con esta serie de objetivos será más fácil lograr las acciones de la Responsabilidad Social Corporativa para tu empresa.